Esta meditación es una adaptación de la «Carta II: Los viajes y la lectura» del libro Cartas a Lucilio (Séneca)
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La primera prueba de la tranquilidad del espíritu es el poder concentrarse y vivir consigo mismo.
“No está en sitio alguno quien está en cualquier parte.”
Séneca
Adquiere cada día algún recurso contra la pobreza, alguno contra la muerte, y no menos contra los otros azotes de la humanidad.
Y de hecho, ese es el objetivo con estas meditaciones diarias.
Para ello, es recomendable leer a los más sabios, centrándose en solo unos pocos, ya que como diría el mismo Séneca; “es pesado para el estómago el degustar muchas cosas” y la multiplicidad de ideas distrae.
Recoge tan solo un recurso o un pensamiento que puedas digerir cada día. El de hoy podría ser el siguiente que nos deja Séneca en su segunda carta a Lucilio:
“ Una pobreza llevada con alegría es una cosa honorable. Pero ella, si se alegre, no es pobreza. No es pobre el que tiene poco, sino el que desea más. Pues, ¿qué importa cuán grande cantidad de oro tiene en el cofre, cuán gran cantidad de granos en sus hórreos, cuán gran cantidad de ganados o de ingresos, si codicia lo ajeno. Si no tiene en cuenta lo que ha conseguido sino lo que tiene que tener?
¿Cuál es la medida de la riqueza? Primeramente, tener lo necesario; después, lo que es suficiente.»
Séneca
Libro empleado
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