¡Cuánta atención al cuerpo, y cuán poca hacia el espíritu!
Cuánto nos preocupamos de nuestra apariencia, de nuestro peinado, textura de la piel, ropas, de si nuestros músculos son lo suficientemente grandes y fuertes…
¡y cuán poco nos preocupamos de cultivar nuestro espíritu y nuestro intelecto!
Dando por hecho la importancia y necesidad de un apropiado cuidado y entrenamiento del cuerpo, pensemos lo siguiente por un momento:
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Cuando vamos a ver a alguien, ¿cuánto tiempo invertimos en asearnos, oler bien, estar presentables y que nuestra apariencia sea lo mejor posible?, y…
… ¿cuánto nos preocupamos por lo que vamos a preguntarle a la otra persona?, ¿por cuáles son sus intereses, motivaciones y preocupaciones actuales?, ¿acerca de qué temas de conversación vamos a tratar para hacer de nuestro encuentro la mejor experiencia posible?.
Porque pensémoslo un momento;
¿Realmente qué va a hacernos sentir mejor a todos? ¿Nuestra apariencia o lo que seamos capaz de transmitir y hacer sentir a la otra persona?
Parece estar claro, ¿no? Y aún así, curiosamente le damos más importancia a la primera como si realmente esto fuera a marcar la diferencia en mejorar nuestras relaciones o a ayudarnos a crear otras nuevas.
Y lo más curioso aún, es que esta forma de ser y de pensar parece venir acompañándonos durante milenios, pues los sabios personajes de la antigüedad ya criticaban este mismo comportamiento.
“Un solo día de los hombres eruditos dura más que la más larga vida de los ignorantes.»
Posidonio (135-51 aC)
Esto nos puede llevar a pensar que o trabajamos con constancia en cultivarnos por dentro y querer cambiar esta forma de ser y actuar, o seremos un borreguito más en el rebaño, continuando con la perpetuación de este comportamiento en nuestra existencia.
Démosle importancia a lo que realmente lo tiene, y disfrutaremos y aprovecharemos mucho más de nuestro tiempo aquí con los nuestros.
¿Qué es necesario? ¿Cómo hacerlo? Simplemente hay que querer.
“Cualquier cosa que puede hacerte bueno y que puedes necesitar para ello está contigo.»
Séneca (3-65dC)
Aunque te acompañen, y sin necesidad de despreciarlas, dejemos de tener tan en cuenta para valorar tanto a los demás como a ti mismo; la ropas que llevan, su influencia o dinero. Mira hacia dentro. Contempla su interior. Contempla tu interior.
Esta es una de las mejores radiografías que podrás hacerte;
Pues cuál eres por dentro, así verás y recibirás tanto a los demás, como a los eventos que te sucedan.
Esfuérzate por rebosar entusiasmo y lo contagiarás a los demás.
Esfuérzate por ser un torrente de motivación y alegría, y serás un imán para la gente que te rodea.
“Todo enfermo tiene el corazón agobiado y todo sano rebosa de felicidad… Muchas enfermedades han desaparecido por el solo efecto de la alegría.»
Maimónides (1135-1204)
Si te ha gustado este tema te recomendamos la lectura de la Meditación Diaria LXVI: “Habla para hacer SENTIR.« y la Meditación Diaria LXX: “Rutina, comida, sueño y entretenimiento barato…«
Antes de despedirnos por hoy, desearte un muy feliz y provechoso día, y recordarte que si te ha gustado esta meditación diaria, puedes suscribirte al podcast en Ivoox o en Spotify y compartirla con alguien cercano a quien pienses que le puede venir bien. ¡Gracias y hasta mañana!
#TOCAVIVIR
Libro empleado
La meditación de hoy está inspirada en la carta LXXX del libro «Cartas a Lucilio».
*Los libros empleados y mencionados en las Meditaciones Diarias y posts de tocavivir.com puedes encontrarlos en el apartado «Libros» que encontrarás en el Menú Superior.
Brutal el aprendizaje con las meditaciones diarias y encima la grandeza de este blog dónde se expande el episodio publicado en el podcast, con citas que así puedo copiar y aprender de ellas y por el gran análisis y comentario vuestro sobre el tema del día
FELICIDADES de verdad por todo lo que aportáis 💕💋❤️
¡Mil gracias por tus palabras Mónica! Sin duda, JUNTOS es mucho más enriquecedor el aprendizaje 🙂