#81 MDLLXXX: "¿Por qué él es feliz? El círculo del 99." - tocavivir.com

Meditación Diaria LXXX: «¿Por qué él es feliz? El círculo del 99.»

Un rey muy triste tenía un sirviente que se mostraba siempre pleno y feliz. Todas las mañanas cuando le llevaba el desayuno, le despertaba tarareando alegres canciones de juglares.

Siempre había una sonrisa en su cara, y su actitud hacia la vida era serena y alegre. Un día el rey lo mandó llamar y le preguntó:

Paje, ¿cuál es el secreto?

¿Qué secreto majestad?

¿Cuál es el secreto de tu alegría?

No hay ningún secreto alteza.

No me mientas. He mandado cortar cabezas por ofensas menores.

Majestad, no tengo razones para estar triste. Su alteza me honra permitiéndome atenderlo. Mi esposa y mis hijos viven en la casa que la corte nos ha asignado. Estamos vestidos y bien alimentados. Además, su alteza de vez en cuando nos premia con alguna moneda por el trabajo bien hecho. ¿Cómo no ser feliz?

Si no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar. Las razones que me has dado no son suficientes.

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El sirviente sonrió, hizo una reverencia y salió de la habitación. El rey furioso llamó al más sabio de sus asesores y le preguntó:

¿Por qué él es feliz?

Majestad, lo que sucede es que él está fuera del círculo.

¿Fuera del círculo? ¿Eso le hace feliz? – preguntó el rey.

No, majestad. Eso es lo que no le hace infeliz.

A ver si entiendo: ¿estar en el círculo lo hace infeliz? ¿Y cómo salió de él?

Nunca entró.

¿Qué círculo es ese?

El círculo del 99.

No entiendo nada.

Puedo mostrárselo con hechos; haciéndole entrar al paje en el círculo.

-¿Pero no se dará cuenta de la infelicidad?

Si se dará cuenta pero no lo evitará. Si usted, majestad está dispuesto a perder un excelente sirviente, lo haremos. Debe tener preparada una bolsa con 99 monedas de oro.

Así fue. El sabio buscó al rey y juntos se escurrieron hasta los patios del palacio y se ocultaron junto a la casa del paje. El sabio guardó en la bolsa un papel que decía: 

“Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no le cuentes a nadie cómo lo encontraste”.

Cuando el paje salió por la mañana, el sabio y el rey lo estaban espiando. El sirviente leyó la nota, agitó la bolsa y al escuchar el sonido metálico se estremeció. La apretó contra su pecho, miró a los lados y cerró la puerta.

El rey y el sabio se acercaron a la ventana para ver la escena. El sirviente había vaciado el contenido de la bolsa en una mesa y sus ojos no podían creer que hubiera una montaña de monedas de oro.

Comenzó a jugar con ellas, y así empezó a hacer pilas de 10 monedas. Una pila, dos pilas, tres pilas… Hasta que formó la última pila:

¡9 monedas! 

Su mirada recorrió todas las pilas, el suelo y finalmente la bolsa.

No puede ser – pensó.

Puso la última pila al lado de la otra y confirmó que le faltaba una.

¡Me robaron! ¡Malditos!

Una vez más, buscó en la mesa, en el suelo, en la bolsa, en sus ropas.

Movió los muebles, pero no encontró nada. Sobre la mesa, como burlándose de él, ¡una montaña de monedas le recordaba que había solo 99 monedas de oro!

“Es mucho dinero… ” – pensó – “¡Pero me falta una moneda! ¡99 no es un número completo!”

El rey y su asesor miraban por la ventana. La cara del paje ya no era la misma; tenía el ceño fruncido, rasgos tensos, los ojos se veían pequeños y la boca mostraba un terrible rictus.

El paje guardó las monedas y mirando para todos lados escondió la bolsa entre leña. Tomó papel y pluma y se sentó a hacer cálculos.

-¿Cuánto tiempo tendría que ahorrar para comprar la moneda número 100?

Hablaba solo, en voz alta. Estaba dispuesto a trabajar duro hasta conseguirla.

Después, quizás, No trabajaría más. Con 100 monedas un hombre puede dejar de trabajar. Con 100 monedas puedes vivir tranquilo. Si trabajaba y ahorraba, en 11 o 12 años juntaría lo necesario.

Hizo cuentas; sumando el salario de él y el de su esposa reuniría el dinero en siete años. ¡Era mucho tiempo! Así era.

El rey el sabio volvieron al palacio.

El paje había entrado en el círculo del 99.

Durante los meses siguientes, continúa con sus planes de ahorro. Una mañana, entró a la alcoba del rey golpeando las puertas y refunfuñando:

¿Qué te pasa? – preguntó el rey de buen modo.

Nada. – contestó el otro.

Hago bien mi trabajo. ¿Qué quería su alteza, que además fuera su bufón y juglar?

No paso mucho tiempo antes de que el rey despidiera al sirviente, pues no era agradable tener un paje que estuviera siempre de malhumor.

Dejemos de posponer la vida

Con 100 monedas… «Con 100 monedas un hombre no trabajará más.»

Somos profesionales en «posponer nuestra vida para cuando consigamos X cosa o cantidad de dinero… «

Cambia ese número por cualquier otra cantidad, y cambia la palabra «monedas» por la que sea la divisa de tu país, y posiblemente te darás cuenta de que esa frase aparece en repetidas ocasiones en muchos de nosotros o en nuestro entorno cercano.

La vida no se pospone. La vida es AHORA amigos.

La felicidad no la vas a encontrar en tu cuenta bancaria

Este pequeño cuento nos hace reflexionar sobre muchas cosas;

El rey, triste e infeliz, nos recuerda nuevamente que el dinero no da la felicidad, y al mismo tiempo, que su posesión puede torcer nuestra mente y estado de ánimo si no sabemos relacionarnos correctamente con él, y si lo vemos como un destino en lugar de como un vehículo.

El dinero es un mero amplificador.

Si eres buena persona, tu impacto positivo en tu entorno aumentará.

Si eres un poco gilipollitas, te volverá más gilipollitas aún.

No se trata de rechazarlo. Sino de emplearlo adecuadamente para mejorar nuestra vida, y no al revés.

En qué no debemos convertirnos

En el mismo rey identificamos también un comportamiento que debemos tener en cuenta para evitarlo en nuestra persona;

Desear en los demás nuestras «propias desgracias».

En este caso, su alteza real no es feliz y le importa un mojón si al mejor de sus sirvientes, quien lo es por los cuatro costados, le destroza la vida a modo de experimento.

Desgraciadamente, este tipo de actitudes es parte la naturaleza de muchos seres humanos. Si en algún momento hueles esta forma de ser cerca, mi recomendación es que navegues hacia otro rumbo.

A ti no te falta nada. ¡Disfruta de la Vida!

Recordemos el fragmento del cuento en el que el paje estaba agobiadísimo buscando la moneda que le faltaba para llegar a 100:

“Es mucho dinero… ” – pensó – “¡Pero me falta una moneda! ¡99 no es un número completo!”

Es curioso, ¿verdad?

El paje había pasado de pobre a pudiente en cuestión de segundos y de manera totalmente regalada. Tenía su vida y la de su familia solucionada, y aún así, en lugar de disfrutar del momento y plantearse cómo sería una nueva vida sin trabajar como sirviente, ocurrió todo lo contrario…

¿Y por qué?

«Porque el 99 no es un número completo.»

Desde fuera parece hasta ridículo, pero este tipo de comportamientos nos acompañan a los humanos más de lo deseable. Y justo por esto, te traigo este cuento hoy aquí. Para que tú; lector u oyente no caigas nunca en este tipo de trampas, y puedas vivir tu vida a tu manera, pero libre y en paz.

Si te ha gustado este tema te recomendamos la lectura de la Meditación Diaria LXXIX: “La pregunta que aplicar a todo lo que hacemos.” y la entrada ¿No te gusta tu vida? No te veo hacer nada para cambiar.

Antes de despedirnos por hoy, desearte un muy feliz y provechoso día, y recordarte que si te ha gustado esta meditación diaria, puedes suscribirte al podcast en Ivoox o en Spotify y compartirla con alguien cercano a quien pienses que le puede venir bien. ¡Gracias y hasta mañana!

#TOCAVIVIR

Libros empleados

Esta historia ha sido extraída del libro «La Felicidad es el Problema», de Pedro Vivar.

Los libros empleados y mencionados en las Meditaciones Diarias y posts de tocavivir.com puedes encontrarlos en el apartado «Libros» que encontrarás en el Menú Superior.

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