En la meditación diaria de hoy vamos reflexionar sobre una parte de la Carta IV que Séneca le escribe a Lucilio, donde se habla, entre otras cosas, sobre la verdadera riqueza y la pobreza. Y es que, ¿alguna vez te has parado a pensar qué es para ti la riqueza? ¿Tiene más que ver con la posesión de bienes o con llevar una vida tranquila haciendo lo que te gusta y con quién te gusta?
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¿Te has parado a pensar qué porción de tu tiempo y energía dedicas a trabajar? ¿Te has parado a pensar si te llena? ¿Si te realiza? ¿Si te hace feliz? ¿O si mejora tu estado de ánimo? ¿Y qué hay sobre tu calidad de vida o la de los demás? ¿La mejora realmente? ¿O te deja tan poco tiempo y energía, que una vez has terminado, solo piensas en descansar y ni siquiera puedes pasar tiempo de calidad con los tuyos?
Si el dinero no fuera un problema, ¿en qué invertirías tu tiempo realmente? Obviamente todos tenemos la manía de comer, y para poder comprar alimentos, ropa y tener un techo, necesitamos trabajar y tener ciertos ingresos.
No obstante, eso no significa que debamos de “vender y esclavizar” nuestra vida para conseguir dinero, que en ocasiones puede ser solo el necesario para llegar a fin de mes, pero en otras, puede sobrepasar con creces este límite.
Y te has parado a pensar… ¿si merece la pena?
Epicuro nos dice:
“Una pobreza reglamentada por la ley de la naturaleza es una gran fortuna.”
Epicuro
Y Séneca nos pregunta lo siguiente;
¿Sabes esa ley de la naturaleza qué límites nos fija? No tener hambre, no tener sed, no tener frío. Para apaciguar el hambre y la sed no es necesario que persigas acumular riquezas, ni que tengas que atormentar a tu salud con una vida repleta de estrés y ansiedad producto de los negocios y la vida laboral.
Lo que la naturaleza exige es fácil de adquirir y ha sido puesto al alcance de tu mano; para lo que se suda y se sufre es para conseguir las cosas superfluas, aquellas que no se necesitan. Esas son las que nos obligan a envejecer trabajando en la tienda o que nos empujan a mudarnos a lugares lejanos que no nos agradan lejos de nuestra gente.
“A mano está lo que es suficiente. El que bien se contenta con la pobreza es rico.”
Séneca
Aprendizaje de hoy
El objetivo de la meditación de hoy no es que dejes de trabajar o renuncies a tu puesto laboral. Simplemente, que reflexionemos acerca de por qué y para qué hacemos lo que hacemos.
El trabajo ocupa una gran parte de la vida y ésta pasa tan rápido que lo mínimo que podemos hacer es tener consciencia y cuestionarnos el porqué y para qué invertimos esta energía y tiempo en un trabajo o en un negocio determinado, que en muchas ocasiones nos priva del tiempo con los que más queremos, de realizar nuestras hobbies o actividades favoritas, o incluso deteriora nuestra propia salud.
Volviendo a las palabras del sabio Séneca:
“A mano está lo que es suficiente. El que bien se contenta con la pobreza es rico.”
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