Es curioso lo acostumbrados que estamos y lo normalizado que tenemos el celebrar las fiestas y los acontecimientos importantes con excesos; comprar en exceso, regalar en exceso, comer en exceso, beber en exceso y muchas más cosas en exceso.
¿Te has parado a pensar por qué lo hacemos o qué nos aporta realmente?
Es más, seguro que te es familiar la expresión de; «es lo que toca».
La verdad es que somos la leche.
Nos sumergimos en unos excesos que no son sanos ni para nuestra mente, ni para nuestro cuerpo, ni para nuestro espíritu, ni para nuestro bolsillo. Y vemos como raros o discriminamos a aquellas personas que rechazan o no comparten estos comportamientos.
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En el pasado, los sabios estoicos recomendaban intercalar con la vida diaria pequeños intervalos de tiempo, de incluso solo unos pocos días, en los que vestían con ropas más humildes e incómodas, o en los que se privaban de comida, bebida e incluso de abrigo u otras comodidades.
¿Con qué objetivo hacían esto?
Con esta práctica de privación trataban de ejercitarse y prepararse para tiempos peores donde quizás les alcanzara la pobreza, para ser realmente conscientes de sus bienes y sobre todo, para valorar más lo que tenían.
Piénsalo por un momento;
¿Con qué frecuencia agradecemos el poder dormir en una cama calentita? ¿el poder disponer cada día de buena comida sin preocuparnos por el hecho de si vamos a comer o no? ¿cuánto agradecemos el hecho de tirar del grifo y que salga agua? ¿o el poder disfrutar de una ducha caliente cuando queramos?
Si, estamos tan acostumbrados a tener estos bienes que ni siquiera se nos pasa por la cabeza el hecho de que no formen parte de nuestra normalidad. Pero no nos engañemos; ni todo el mundo puede disponer de estas comodidades, ni nadie te garantiza que las vayas a tener siempre.
Te animo a que de vez en cuando hagas pequeños experimentos diarios en los que te prives de ciertas cosas que das por garantizadas y que suponen una comodidad para ti, como por ejemplo; ayunar, darte una ducha con agua fría, no poner la calefacción, vestir con la ropa más humilde que tengas o salir a la calle con menos abrigo.
Mientras estés realizando estos experimentos sentirás incomodidad y obviamente, desearás volver a las comodidades que tienes a tu alcance.
No obstante, cuando pases por ello con éxito, que lo harás, no sólo habrás aumentado tu fortaleza tanto física como mentalmente, sino que además valorarás en mayor medida lo que tienes, disfrutarás más de ello, te sentirás más afortunado y feliz que antes y te darás cuenta de que la mayoría de las cosas que te rodean no las necesitas.
#TOCAVIVIR
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Libro empleado
La meditación de hoy está inspirada en la «Carta XVIII» del libro «Cartas a Lucilio», titulada; “De los deleites del sabio”.
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