“El que quiera llegar a donde se ha propuesto, que siga un solo camino. Que no vaya vagando por muchos. Esto no es marchar, sino extraviarse.”
Séneca (3-65 dC)
Las cosas engañan; distínguelas.
Tomamos el mal por el bien, la adulación por amistad, deseamos en contra de aquello que hemos deseado, en nosotros luchan deseos con deseos, proyectos con proyectos.
Los vicios se nos insinúan bajo el nombre de virtudes, la temeridad se oculta bajo el título de fortaleza, la pereza es confundida con la moderación, y el tímido es recibido como un hombre cauto.
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Nos equivocamos en estos aspectos mientras debemos entender que no es feliz aquel a quien las masas llaman, o aquel que ha acumulado una gran fortuna, sino aquella persona en quien todo el bien reside en su alma; que se eleva y desprecia todo aquello sujeto a cambio, que no ve a nadie con quien quiera cambiarse, que aprecia a las personas solamente por lo que son, no por lo que tienen. Que toma por maestra a la naturaleza y se acomoda a sus leyes.
Aquella persona a quien ninguna fuerza arranca sus bienes; porque sus bienes verdaderos van siempre con ella.
Aquella persona que convierte el mal en bien, que es segura, intrépida, que es movida por fuerzas pero ninguna la consigue perturbar.
Aquella persona que cuando es pinchada por los dardos más dañinos de la vida; la punzan, pero no la hieren.
Todos nosotros buscamos lo superfluo gastando gran cantidad de tiempo en ello, mientras otros muchos se pasan la vida buscando los medios para vivir. La vida de cada uno es diferente, pero en todos los casos mira al mismo sitio; al MAÑANA.
Cuando hacemos esto la vida transcurre como si no fuera nuestra, llegando a su último día como un regalo sin desenvolver.
Las sorpresas y las malas noticias no pillan a nadie esperándolas, y desgraciadamente, forman parte del juego.
Aunque… un momento, ¿desgraciadamente?
Si aún sabiéndolo vivimos como si nos sobrara el tiempo o como si no le prestáramos demasiada importancia… ¿qué tipo de seres y qué tipo de vida llevaríamos si nunca nos pasara nada malo o la vida no finalizara?
Recuerda el morir para acordarte del VIVIR. Recuerda el ICHIGO-ICHIE; “Una vez, una oportunidad.” No sabemos si esta ocasión volverá a repetirse. Si volverás a disfrutar del calor en la compañía de este ser querido, o de si gozarás mucho más tiempo de salud, de buenas capacidades físicas o incluso de la vida.
El momento es AHORA. Toca Vivir.
Si te ha gustado este tema te recomendamos la lectura de la entrada del blog Ichigo-ichie: el carpe diem japonés y la Meditación Diaria VI: ¿Temes a la muerte? Memento Mori vs Carpe Diem.
Antes de despedirnos por hoy, desearte un muy feliz y provechoso día, y recordarte que si te ha gustado esta meditación diaria, puedes suscribirte al podcast y compartirla con alguien cercano a quien pienses que le puede venir bien. ¡Gracias y hasta mañana!
#TOCAVIVIR
Libro empleado
La meditación de hoy está inspirada en la Carta XLV del libro «Cartas a Lucilio», titulada «De la inútil sutileza de la dialéctica».
*Los libros empleados y mencionados en las Meditaciones Diarias y posts de tocavivir.com puedes encontrarlos en el apartado «Libros» que encontrarás en el Menú Superior.