Espero que ya vivas y te comportes de la misma manera, independientemente del lugar en el que te encuentres y de la compañía que tengas.
Que vigiles tus acciones y pensamientos sin descanso, y que éstos sean un ejemplo para los demás.
Vivimos de acuerdo a la naturaleza si nos esforzarnos cada día para ser mejores personas y desarrollar el potencial que esta nos ha dado.
Si comprendemos que los defectos que juzgamos en los demás son los nuestros propios, que debemos identificar y pulir.
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No obstante, pocas son las personas que conocen los suyos; y menos son aún las que los reconocen, siendo penoso que la mayoría los niegue, y más penoso aún que los excuse mientras los sigue cometiendo.
¿Por qué nos engañamos?
Lo que nos atormenta no se encuentra fuera, sino dentro de nosotros.
Se asienta en nuestras profundidades y por eso llegamos con dificultad a su curación, porque en la mayoría de ocasiones ignoramos que estamos «enfermos».
Es difícil curar una enfermedad cuando se desconoce que se tiene. Pero, ¿y si comenzáramos hoy a curarnos? ¿Y si el tratamiento fuera constante? ¿Cuánto tardaríamos en conseguirlo?
Debemos esforzarnos. Un bien tan grande no va a penetrar en nosotros por casualidad, y debemos darnos prisa, antes de que nuestras faltas y vicios se endurezcan y sea cada vez más difícil retirarlos.
E incluso, si esto ocurriera. No hay nada que no venzan un trabajo persistente y una voluntad incansable. Al igual que se enderezan los robles torcidos, tú puedes enderezar tu alma, mucho más flexible y obediente que estos últimos.
“A nadie le llega el buen sentido antes que la insensatez.”
Séneca (3-65 dC)
Todos, sin excepción; debemos aprender las virtudes y desaprender los vicios. ¡Entreguémonos a ello! Pues esta tarea es de las más grandes que podrás desempeñar, y una vez adquirido; el BIEN es perpetuo. La virtud no se desaprende.
Las cosas contrarias a nosotros se adhieren mal a nuestra persona e incluso son rechazadas, mientras que se asientan firmemente en nuestras profundidades las que llegan a su lugar propio. Este es el caso de la virtud.
Ésta es conforme a la naturaleza y por ello, una vez adquirida no puede irse y su protección y cuidado son fáciles. No obstante, el inicio del camino se suele hacer más difícil debido a nuestra debilidad de espíritu, pero a mayor distancia recorrida, mayor será el placer y el bienestar percibido, y tanto mayor nuestra fortaleza.
Si te ha gustado este tema te recomendamos la lectura de la Meditación Diaria XLI: “No es importante de dónde venimos, sino hacia dónde vamos.” y la Meditación Diaria XLII: “¿Qué tipo de seres seríamos…?”.
Antes de despedirnos por hoy, desearte un muy feliz y provechoso día, y recordarte que si te ha gustado esta meditación diaria, puedes suscribirte al podcast y compartirla con alguien cercano a quien pienses que le puede venir bien. ¡Gracias y hasta mañana!
#TOCAVIVIR
Libro empleado
La meditación de hoy está inspirada en la Carta L del libro «Cartas a Lucilio» titulada; “No reconocemos nuestros defectos”.
*Los libros empleados y mencionados en las Meditaciones Diarias y posts de tocavivir.com puedes encontrarlos en el apartado «Libros» que encontrarás en el Menú Superior.